Eloy Téllez lo concibió y Juan Rosén lo bordó. Y el resultado ha sido espectacular. Por fin, María Santísima de la O, sagrada titular de la Cofradía de los Gitanos, va a tener un manto bordado. Desde que saliera por primera vez en 1970, siempre ha sido procesionada con un manto liso y esta era una de las asignaturas pendientes de la hermandad.
El tesón de su vestidor y albacea de cultos, Juan Rosén, ha hecho posible el milagro, gracias a las aportaciones voluntarias de hermanos, amigos y devotos de esta Virgen morena. Y la Madre de todos los gitanos estrenará el Lunes Santo un magnífico manto de terciopelo granate bordado en oro «con las técnicas más depuradas», subrayó Rosén. Dos años ha empleado su taller en ejecutar de forma artesanal esta obra diseñada por Eloy Téllez, y en la que destacan tres alegorías muy significativas. En el centro, en una cartela, figuran la jarra y las azucenas en referencia a la Encarnación, nombre de la Catedral malacitana. Por aquello de que esta tierra es conocida como la Ciudad del Paraíso -así la bautizó el escritor Vicente Aleixandre-, custodian la cartela central dos aves del paraíso bordadas. Y en la parte inferior del manto, en las esquinas, delfines como tributo a la Málaga marinera -el remate de las cadenas del Cristo de los Gitanos son dos boquerones-. «El manto es un homenaje de la Madre de Dios a Málaga», explicó Juan Rosén.
El cofrade e historiador Jesús Castellanos presentó ayer la obra en el hotel AC. También intervinieron los autores -Rosén y Téllez- y el hermano mayor de los Gitanos, José Losada Cambló, que agradeció las aportaciones de los donantes para que esta necesidad fuera una realidad.
Diario Sur